Una lágrima emocionada de otoño
El sábado fue un hermoso día de encuentro con mis paisanos, mis amigos y mi familia en una celebración que nunca olvidaré. Una demostración de cariño por parte de mi gente, que me hizo emocionar hasta lo más profundo del alma, y que hoy valoro como el regalo más preciado que alguien puede recibir de su pueblo. Una muestra de cariño. Y mientras he sentido el abrazo fuerte, muy fuerte de unos, y el beso emocionado de otros, incluso de gente llegada desde lejos, a la que hacía años no veía y de los que casi había olvidado ya su...