La Reserva
“El ciego sol, la sed y la fatiga, por la terrible estepa…”, hacían mella en nuestro estómago vacío después de un viaje turístico por aquella zona, hasta entonces totalmente desconocida para nosotros. Y aunque la distancia al pueblo no era excesiva, se nos hizo interminable dado el calor que hacía, a pesar de llevar el aire acondicionado de nuestro coche al máximo de potencia. Habíamos salido de casa con el ánimo por las nubes y el día prometía ser pleno en el campo. M., que me acompañaba en esa aventura, miraba el reloj que marcaba las dos de la tarde, hora...