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Un loco en mi concierto

Eran aquellos veranos locos de los años ochenta, cuando los artistas recorríamos pueblo tras pueblo, feria tras feria, las salas, teatros y plazas sin descanso llevando nuestra música hasta el último rincón de la geografía de España para, una vez terminada la temporada de verano continuar, como los toreros, nuestra gira por América. De aquel tiempo me quedaron grabadas muchas imágenes que todavía vuelven como diciéndome “no nos olvides, porque sin nosotras carecerías de pasado, y ese pasado ha ido poco a poco modelando tu presente de hoy”. Y de hecho no he olvidado entre otras, aquella noche de verano en...

El silencio de los juguetes

Hace ya tres meses que en nuestro jardín hay un silencio extraño. Las bicicletas de los niños siguen aparcadas, dispuestas a volver a correr por los caminos de pizarra cuando regresen sus jinetes. La casa de muñecas con todos sus enseres, cacharros de plástico, juegos de café con sus tazas azules, amarillas y verdes y sus cubiertos ordenados sobre la pequeña mesa con sus correspondientes taburetes para los clientes que, a modo de bar, hace tiempo no se asoman al pequeño mostrador donde una camarera rubia y dicharachera servía café. ¿Solo?, ¿Cortado?  ¿Con leche? ¿Cómo lo desea el señor? Mientras,...

Más de quinientos mil abrazos

Me emocionan vuestros mensajes. Esos que, por ser tan sinceros y llenos de afecto, únicamente  pueden salir del corazón. Hoy, una vez más, os leo en mi Blog y emocionado por vuestras palabras siento que no soy merecedor de tanto cariño por el mero hecho de dedicar unos minutos de mi tiempo a compartirlos con vosotros y contaros algunas cosas de mí, de mis vivencias y mis sueños,  que por ser tan cotidianos  siento que son afines a los vuestros. Hoy, como cada día, estáis todos y siento que no estoy solo, aunque siempre presumí de ser un solitario. Siento vuestra...

De haber tenido un teléfono móvil

  De haber existido el teléfono móvil, aquel día me habría sentido menos solo, aquella soledad menos angustiosa, aquellos cuervos sobrevolando el cielo sobre mi cabeza me habrían parecido menos amenazantes y sus plumas menos negras. De haber existido ese milagro de la comunicación, no habría despertado en Manuela la angustia de la espera mientras pensaba: ¡dónde habrá ido este hombre!, mientras yo, una vez más, y como tantas otras, buscaba mi aventura en solitario sin revelar a nadie mi destino. Aquel día de mayo amaneció especialmente luminoso, y yo, amante de la naturaleza casi tanto como de Manuela, aquel día de...

Un domingo en Murano

  Tal como estaba previsto, Manuela sacó su agenda del bolso y se dispuso a llamar a la Condesa, una mujer veneciana que una amiga común nos había recomendado como la mejor guía para conocer cada rincón de la ciudad, ya que ella había nacido allí. Yo dormía mi pequeña siesta mientras Manuela hablaba con Fiorella, que así se llamaba nuestro contacto en Venecia. Al despertar me contó que había acordado una cita con ella para el  día siguiente por la tarde en su palacio. Como siempre acudimos con puntualidad inglesa a nuestra cita. Llamamos al timbre de la puerta y ante nosotros...

COMPAÑEROS DE VIAJE

Después de sesenta años,hoy lo he vuelto a encontrar. Maltratado por el tiempo, por esa soledad y olvido al que fue sometido cuando, pasada ya mi adolescencia, lo abandoné a su suerte al descubrirla a ella, con su cuerpo de mujer de curvas contundentes y piel tan suave como suave es cada caricia, como suave la música que suena cuando rozo su cuello con mis dedos. Ya sé que antes que ella fuiste tú compañero de ronda a esa novia primera que conquistamos juntos. Yo con el corazón, tú con tus notas. Y luego, ya mayores, despertamos los duendes de Sevilla...

El deporte de andar

Hoy, como cada mañana, y después de levantarme, ducharme, vestirme con el chándal y las zapatillas de andar y desayunar, emprendo junto a ella (omito su nombre por sabido), la caminata de una hora de duración cubriendo una distancia de unos tres kilómetros durante los cuales tenemos la oportunidad de hablar, callar y observar a la gente que como nosotros se empeña cada día en quitar algún gramo más de ese peso que no acaba de desaparecer de la báscula y que es el primer sobresalto de la mañanacuando antes de la ducha caemos en la tentación de saber cómo...

El muerto

Ese sin fin de términos marineros que de forma natural usan los hombres del mar como lenguaje habitual son los necesarios para que quienes los usan, auténticos patrones de embarcación, sean capaces de llevar cualquier tipo de barco a buen puerto. En el pantano donde nosotros solemos navegar las cosas son muy diferentes y, salvo algún leído navegante que llama a cada cosa y maniobra por su nombre, como es el caso de nuestro amigo Ignacio Navarrete, experto en todo lo relacionado con la navegación a vela y a quien debemos esta extraordinaria afición, el resto de los mortales, entre los...

Dos locos y un velero

Después de cinco años enclaustrado, silencioso y cubierto de polvo en un rincón del garaje de mi casa en Castejón, descansa, sediento de agua y viento, ese velero llamado “Libertad”. Una contradicción. Desde que ese lago en el que navegaba  vio como sus aguas bajaban de nivel debido a la escasez de lluvias, y a otras razones políticas que nunca comprendí muy bien -desnudar a un santo para vestir a otro-, y su panza estuvo a punto de tocar el barro y quedar varado como una pequeña arca de Noé sobre un desierto de lodo, nos vimos obligados a rescatarlo...

A ti, página en blanco

Hoy, de nuevo, como dos novios que se han dado un tiempo de respiro para evitar que el amor llegue a asfixiarlos, volvemos al encuentro  tú y yo, con el deseo irrefrenable de volver al amor, impoluto y ardiente, que dura entre los dos toda la vida, para volcar en ti, página en blanco, una música nueva,  para  vestir tu cuerpo de viuda solitaria y  salpicar de música ese desierto blanco que un día abandoné para contarle a todos que de nuevo las musas volaron nuestro cielo y llenaron de fiesta la soledad que amamos, y nació de nosotros de...

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