Gracias a todos
Quién me iba a decir a mí hace unos cuantos años, cuando yo era un estudiante de electrónica en Sevilla y con una dudosa vocación por tal materia, a pesar de haber llegado a montar en el taller de prácticas un televisor en blanco y negro, cuya imagen dejaba mucho que desear, así como una radio de galena, que mi destino estaría inevitablemente ligado a las comunicaciones. Para mí la magia la ofrecía la radio. El caso es que, a través de aquel pequeño aparato y desde mi cuarto de estudiante, tuve la oportunidad de salir al mundo y escuchar...