Mi nuevo coche
El primer vehículo que recuerdo haber conducido a toda velocidad carretera abajo, sintiendo el viento en mi cara y una sensación de libertad desconocida para mí hasta entonces, fue la motocicleta de mi padre. Siendo adolescente robé su “Movilette”, y sentí el placer de la alta velocidad que llegaba a alcanzar por aquella carretera de gravilla suelta de mi pueblo, tan peligrosa como mi osadía al conducirla por primera vez, y acelerando al máximo la marcha hasta sentir cerrarse mis ojos con la fuerza del aire, en aquel vuelo camino del rio, con la intención de experimentar lo que estaba reservado...