Me empeño, como siempre
en encontrar la melodía
que hay dormida
no se bien, en que lugar.
Y pienso en tu mirada,
y me sorprendo
cuando escapa de mis labios
la palabra en singular.
Te quiero, te quiero,
te quiero, te quiero.
Porque eres tú mi melodía,
mis versos y mi fantasía,
la voz de mi guitarra
y todo lo demás.
la playa donde va el deseo,
la cárcel que me tiene preso,
el agua que alimenta el beso
y el amor.
Porque eres tú mi melodía,
mis versos y mi fantasía,
la voz de mi guitarra
y todo lo demás.
la playa donde va el deseo,
la cárcel que me tiene preso,
el agua que alimenta el beso
y el amor.
A veces he querido ser mas libre
y he buscado en otro cielo
un lugar donde volar.
Y pienso en tu sonrisa
y me arrepiento
y me quedo en el intento
y fracaso un día mas.
Te quiero, te quiero,
te quiero, te quiero.
Porque eres tú mi melodía,
mis versos y mi fantasía,
la voz de mi guitarra
y todo lo demás.
la playa donde va el deseo,
la cárcel que me tiene preso,
el agua que alimenta el beso
y el amor.
(BIS)
Te inventaría un universo, hoy,
sI ella no fuera ya mi estrella.
y te daría tiernamente amor,
si no la diera tanto a ella.
Eres la dulce compañía,
que pinta su sonrisa
cada día, para mí
de rojo y miel.
Eres la dulce tentación,
la fuerza que me empuja
cada día a ser infiel,
a ser infiel.
No,
la quiero SÓLO a ella,
mi universo es ella
nada mas,
tú eres la aventura,
la risa, la ternura,
y ella,
la que espera en soledad,
no, no.
Tú eres mariposa
que vuela entre las rosas,
y ella es el cimiento de mi hogar.
Tú eres mariposa
que vuela entre las rosas,
y ella es el cimiento de mi hogar.
Me perdería en tu silencio, hoy,
si no pensara tanto en ella.
y mantendría la mirada en ti,
si no la viera siempre a ella.
y no le llames cobardía,
hay cosas que en la vida
sÓlo son para dos,
tan solo dos.
No es compatible la mentira
con algo transparente,
hermoso y frágil,
como es, el amor.
No,
la quiero SÓLO a ella,
mi universo es ella
nada mas,
tú eres la aventura,
la risa, la ternura,
y ella,
la que espera en soledad,
no, no.
Tú eres mariposa
que vuela entre las rosas,
y ella es el cimiento de mi hogar.
Tú eres mariposa
que vuela entre las rosas,
y ella es el cimiento de mi hogar.
Que triste se te ve,
no sabes donde ir.
El se ha marchado hoy,
tú te has quedado aquí,
perdida en un extremo del salón,
tratando de ordenar en tu razón,
todas las cosas.
Porque él no volverá,
te dijo ayer,
ya nunca volverá,
lo sabes bien,
ya nunca te dirá,
que de su vida
eres la razón.
quizá te escribirá, tal vez,
buscando una razón.
Tú vida junto a el
será SÓLO un recuerdo.
Que triste se te ve,
cruzando la ciudad,
bajo un paraguas gris,
paseando en soledad,
buscando quien te haga sonreír
y emborrachar de nuevo el corazón,
para olvidarlo todo.
el tiempo pasará,
ya lo verás,
los niños crecerán
lejos de él.
Y un día te dirán
que lo mejor del mundo
eres tú.
Y tú sonreirás, feliz,
con todo el corazón.
luego te perderás, feliz,
por esas calles.
Y un día te dirán
que lo mejor del mundo
eres tú.
Y tú sonreirás, feliz,
con todo el corazón.
luego te perderás, feliz,
por esas calles.
Ellos se van,
como siempre se van,
y tú
te quedas como siempre
recogiendo los cubiertos
y el mantel, del comedor.
Y te rebelas
cuando miras
el desorden
que dejaron al partir, los niños.
Los niños,
que un día cambiarán
de casa y de mantel,
cuando aprendan el arte de volar,
cuando se haya escapado su niñez.
Y te visitarán por Navidad,
si es que les queda tiempo.
Los niños,
que hoy lanzan el balón
y rompen un cristal,
y juegan a piratas de salón,
y llenan con sus gritos el portal,
y lanzan sus cometas de papel
en medio de la calle.
Todos se van,
como siempre se van,
y tú,
te quedas como siempre
recordando su niñez
tras el cristal del comedor.
Luego te quedas en silencio
y recuerdas
junto al fuego del hogar,
los niños.
Los niños,
que nunca volverán,
que nunca volverán,
a ser esos piratas de salón,
ni llenarán de gritos el portal,
ni lanzarán cometas de papel,
en medio de la calle.
Los niños,
que un día cambiarán
de casa y de mantel,
cuando aprendan el arte de volar,
cuando se haya escapado su niñez.
Y te visitarán por Navidad,
si es que les queda tiempo.
Cuando aprendan el arte de volar,
cuando se haya escapado su niñez.
Y te visitarán por Navidad,
si es que les queda tiempo.
Hoy te escribo esta carta
mi pequeña María,
yo que tanto te quiero,
y que todos los días
me acuerdo de ti,
yo me acuerdo de ti.
Hoy te quiero contar
mi pequeña María,
que he visto un caracol
escaleras arriba,
preguntando por ti,
preguntando por ti.
Hoy he visto un pájaro amarillo
que cantaba una canción,
y a una mariposa de colores
paseando por el sol.
Y he visto a una princesa en su castillo.
Y a un príncipe feliz cazando grillos,
y he visto a una muñeca que dormía,
y era igual que tú.
Y he visto a una princesa en su castillo.
Y a un príncipe feliz cazando grillos,
y he visto a una muñeca que dormía,
y era igual que tú.
Hoy te quiero contar
mi pequeña María,
que subiendo la calle
me encontré a Blancanieves,
preguntando por ti,
preguntando por ti.
hoy te quiero contar
mi pequeña María,
que una noche la luna
se acerco a mi ventana,
preguntando por ti,
preguntando por ti.
Hoy he visto un pájaro amarillo
A esas chicas alegres de la calle,
que derraman perfumes en la noche,
con las alas abiertas, por si hay
alguien para invitarlas
a alcanzar la luna.
Mariposas de escarcha y de cristal,
gaviotas sin rumbo, que al pasar me miran.
Samaritanas del amor,
que van dejando el corazón
entre la esquina y el café,
entre las sombras del jardín
o en la penumbra de un burdel,
de madrugada.
Muñecas frágiles de amor,
que dan a cambio de una flor el alma.
A esas chicas alegres de la calle,
que disfrazan de brillo su tristeza,
compañeras eternas del farol,
del semáforo en rojo y del ladrón,
que sueñan
la llegada de alguien, que tal vez
les regale un perfume de clavel,
y las quiera.
Samaritanas del amor,
que van dejando el corazón
entre la esquina y el café,
entre las sombras del jardín
o en la penumbra de un burdel,
de madrugada.
Muñecas frágiles de amor,
que dan a cambio de una flor el alma.
Hoy he cerrado mi ventana
y he pensado en ti,
quería recordarte esta mañana.
Te vi sentada en un sillón,
tomando tu café,
los niños correteando por la casa.
Me pregunte:
¿Será feliz,
en donde vivirá,
será una mujer enamorada?
Me respondí que no,
porque el amor
es sÓlo flor de un día.
Me respondí que no,
porque lo nuestro
no lo olvidarías.
Me respondí que no,
porque no es fácil
olvidarlo todo.
El ruido de la lluvia
me aparto de ti,
y me he quedado solo.
El ruido de la lluvia
me aparto de ti,
y me he quedado solo.
No se por qué,
cuando estoy solo
te recuerdo aÚn
será que el vino
excita la memoria.
Como bien sabes me casé,
ahora soy feliz,
los niños correteando por mi casa.
Pero ya ves,
no se por qué
hoy me acordé de ti
y quise imaginarte enamorada.
Me respondí que no,
porque lo nuestro
no lo olvidarías.
Me respondí que no,
porque no es fácil
olvidarlo todo.
El ruido de la lluvia
me aparto de ti,
y me he quedado solo.
El ruido de la lluvia
me aparto de ti,
y me he quedado solo
Quien vendrá a escucharme,
si mañana esta voz pequeña
se ha velado.
¿Quién?
Quien recordará una canción de mi.
Quien se quedará junto a mi lado.
¿Quién?
Quien de todos ellos quedará.
Tú serás mi último espectador,
serás mi última canción de amor,
serás mi tiempo para recordar.
Tú serás mi último conversador
el último viajero de mi tren,
mi última estación.
Quien ocupará esa butaca.
Quien comentará está acabado
¿Quién?
Quien comentará lo hizo bien o mal,
cuando mi telón haya bajado.
¿Quién?
Quien de todos ellos quedará.
Tú serás mi último espectador,
serás mi última canción de amor,
serás mi tiempo para recordar.
Tú serás mi último conversador
el último viajero de mi tren,
mi última estación.
Quien al despertarse una mañana,
cantará entre dientes mis canciones.
¿Quién?
Quien me llamará para saber de mí.
Quien será el amigo que me quiera.
¿Quién?
Quien de todos ellos quedará.
Tú serás mi último espectador,
serás mi última canción de amor,
serás mi tiempo para recordar.
Tú serás mi último conversador
el último viajero de mi tren,
mi última estación.
A ti, mujer,
no importa quien seas,
ni de donde vengas,
ni por que te vas.
Mujer,
quisiera escribirte una carta de amor.
Porque eres el centro en el universo
y creo en ti.
Mujer,
que tocas la noche y la llenas de luz,
que tienes problemas, anhelos y penas
y creo en ti.
A ti,
que tienes algo que decir
y estás callada.
A ti,
que te negaron el amor
y estás cansada.
A ti,
que empiezas a vivir.
Y a ti,
que no te queda nada.
A ti,
quiero escribirte hoy mi carta.
A ti, mujer,
que cruzas la lluvia,
buscando refugio
en este taller
Mujer,
quisiera escribirte una carta de amor,
quisiera decirte mirando tus ojos,
que creo en ti.
Mujer,
que sueñas el vuelo de la libertad,
que agitas tus alas buscando el cielo;
y creo en ti.
A ti,
que tienes algo que decir
y estás callada.
A ti,
que te negaron el amor
y estás cansada.
A ti,
que empiezas a vivir.
Y a ti,
que no te queda nada.
A ti,
quiero escribirte hoy mi carta.
Hoy,
antes de marcharte
piénsalo otra vez,
me preguntarán
por ti los niños
Me dirán:
¿dÓnde se fue, papá?
y cada noche soñaran,
con ese cuento
que no han de escuchar.
No debes irte, no.
Y yo
que voy a hacer sin ti,
cuando se muera la tarde
y se me apague el sol.
Si tu sillón, vacío ya estará.
Esas flores que sembraste
se marchitarán
y nadie las cuidará
mejor que tú.
Mientras la escuchaba
yo la vi temblar
y por un momento
se paró el reloj.
Luego se sentó
despacio junto a mí,
cubriéndome de luz
con su mirada.
Y sus manos frías
pude yo sentir,
y en aquellos ojos
comenzó a llover.
Quien los cuidará,
que pasará mañana,
que pasará mañana,
si me voy.
Quien les contará a los niños
que me fui,
quien los cuidará.
que pasará mañana,
que pasará mañana,
si me voy.
Vamos a romper
este silencio hoy,
es hora de hablar,
los niños duermen ya.
No me iré.
Lo volveré a intentar.
La noche esta tan fría hoy,
la lluvia se ha dormido
en el cristal.
Y ven,
volvamos a empezar,
vamos a poner a cero
el tiempo en el reloj.
Y vamos a dormir,
que empieza a amanecer.
Yo besé sus manos
y la vi temblar,
y en aquellos ojos
comenzó a llover.
Yo me pregunté:
¿Qué pasará mañana?.
Después en la ventana
amaneció.