10 Ene Haciendo las maletas
Un año más se ha ido la Navidad, dando paso a los Reyes Magos que hoy sembrarán de ilusión a los más pequeños, que a esta hora de la mañana están a punto de descubrir los juguetes que, envueltos en papeles de colores y ordenados al pie del árbol de Navidad, como solo los Magos saben ordenar, despertarán de nuevo su sonrisa y abrirán sus ojos ansiosos por descubrirlos.
Hoy, día seis de Enero, con temperaturas de hielo en Madrid, esperamos la llegada de nuestros nietos para abrir los regalos que, un año más les han dejado junto a la chimenea. Faltan escasos minutos para que suene el timbre de la puerta anunciando su llegada, y estos minutos, mientras escribo, se me hacen eternos. Los globos, balanceándose inquietos en el aire del salón, esperan… Suena el timbre…Creo que son ellos…Seguiré después…
Efectivamente eran ellos. Sin dar tregua, y puesto que conocen el camino de otros años se dirigen al salón. Al abrir la puerta, sus miradas se iluminan al ver que una nube de globos les da la bienvenida. Llevan sus nombres escritos en letras doradas. En el suelo hay una montaña de regalos que se lanzan a desenvolver.
También para nosotros, los mayores, hay alguna sorpresa.
Una vez más el momento irrepetible de la Navidad pasa por nuestra casa y se despide hasta el próximo año.
Al anochecer, recogidos los regalos, el árbol apaga sus luces para ser encendidas de nuevo el próximo Diciembre y la noche acuna el sueño de los niños cuando se van a la cama rendidos de tanto jugar. Hemos vivido junto a ellos el día más feliz del año.
Mañana, una vez más, M. y yo iremos preparando las maletas para cruzar el mar y, después de dos años de ausencia en los escenarios, volver a encontrarme con vosotros en algún lugar de América en esta gira de conciertos que nos tendrá ocupados durante el mes de Enero y Febrero.
El encuentro de nuevo con mis músicos, que ya conocéis de anteriores giras, ha sido muy especial. Algunos, como Javier Saiz y David Escudero, venían portando un bebé en brazos con cara de padrazos y orgullosos de serlo. Vinieron todos acompañados de sus mujeres. Como una gran familia hemos compartido un cocido madrileño en un restaurante cercano al estudio donde empezamos los ensayos de lo que serán estos próximos conciertos. El encuentro fue una fiesta. Después, en el ensayo, una vez más demostraron que son los mejores músicos y que están felices de volver a sentir el calor del público de América. Pero antes de partir celebraré con ellos mi “taitantos cumpleaños…” Ese día os recordaré y todos brindaremos por vosotros. Hasta pronto. Un abrazo.
Sin comentarios