Un loco en mi concierto

21 Feb Un loco en mi concierto

Eran aquellos veranos locos de los años ochenta, cuando los artistas recorríamos pueblo tras pueblo, feria tras feria, las salas, teatros y plazas sin descanso llevando nuestra música hasta el último rincón de la geografía de España para, una vez terminada la temporada de verano continuar, como los toreros, nuestra gira por América.

De aquel tiempo me quedaron grabadas muchas imágenes que todavía vuelven como diciéndome “no nos olvides, porque sin nosotras carecerías de pasado, y ese pasado ha ido poco a poco modelando tu presente de hoy”. Y de hecho no he olvidado entre otras, aquella noche de verano en un pueblo del sur cuyo nombre -es mucho pedir a mi memoria- siento no recordar.

Sé que corría el año 1981, y en la noche cálida de aquél día de verano yo realizaba un concierto en un lugar al aire libre. A la hora prevista el público iba lentamente ocupando sus localidades mientras mi equipo de producción deambulaba por detrás del escenario revisándolo todo para que cada cosa estuviera en su lugar, mientras mis músicos y yo esperábamos el momento de salir al escenario como cada noche a disfrutar de la música y ofrecer lo mejor de nosotros a esa gente que, vestida con sus mejores galas, seguía llenando aquel auditorio mientras la luna, suspendida en aquel cielo raso, ponía en la noche su punto de magia.

Llegada la hora, los músicos salieron al escenario recibidos por los aplausos del público. Las luces se encendieron mientras la sintonía empezaba a sonar, y yo, perdón por esto, apuraba mi cigarrillo tras las cortinas antes de aparecer en escena. Al salir, sentí la emoción que todos sentimos alguna vez cuando alguien nos muestra su cariño, su admiración o su respeto.

Después del aplauso llegó el silencio más absoluto mientras yo empezaba a cantar. Y mientras lo hacía, observaba a la gente y sentía a través de las canciones esa comunicación, vehículo de los sentimientos entre el público y yo. El concierto transcurría en calma y con la  entrega que requiere interpretar esas canciones que han formado parte en algún momento de la vida de cada uno de aquellos espectadores, en los que yo, desde el escenario, descubría en las primeras filas la sonrisa o la nostalgia ante cada canción que interpretaba y una complicidad que nos hacía iguales. Se podría decir que el ambiente en aquel concierto resultaba casi perfecto.

Y de pronto, mientras yo interpretaba Pequeño Supermán, una canción incluida en mi último disco, alguien desde el fondo del pasillo central de aquel auditorio se iba acercando lentamente hacia el escenario. Iba impecablemente vestido, con traje oscuro, camisa blanca y corbata, mientras avanzaba hacia la primera fila, y yo seguía cantando sin apenas preocuparme por la cercanía del ¿admirador? que se encontraba ya a pocos pasos de donde yo cantaba “Viste como quieras, toma Coca-Cola, vuela por Iberia a Nueva York, fúmate un Marlboro, tomate un Martini, viste Cimarrón”… Desde esa cercanía percibí su mirada algo ausente que se clavaba en mí con alguna intención que yo no sospechaba, salvo la de solicitarme algún tema, como a veces pasa, o quizá darme algún mensaje, a todas luces inoportuno en aquel momento. Empecé a sentirme nervioso mientras cantaba…  “Y mientras vuela es un pequeño Supermán”… Entonces por encima del volumen de la música, y ya desde la boca del escenario, le oí gritar mirándome fijamente a los ojos: ¡Haz el favor de callarte ya, que me estás mareando!  Pero yo, esperando que llegara alguien de seguridad para llevárselo y cada vez más nervioso, seguía cantando mientras sentía el desamparo esperando alguna protesta del público que, indiferente a lo que estaba pasando, permanecía en sus butacas  silencioso. Yo seguía cantando “No sé muy bien por qué ni cuando comenzó…” ¡Que te calles!– oí gritar al hombre fuera de sí -¡He dicho que te calles! ¡Mira lo que tengo aquí si sigues cantando!-. Entonces vi cómo el hombre sacaba una pistola del bolsillo interior de su chaqueta mostrándomela amenazante y sentí cómo mis piernas empezaban a temblar viendo cómo me estaba apuntando con aquel arma. Paré de cantar y mi última esperanza era que alguien llegara y se lo llevara. Pero nadie llegó. El público seguía quieto y silencioso en sus butacas, supongo que esperando el desenlace de aquella situación insólita. Y de pronto, en el auditorio sonó un disparo. El hombre, sin más aviso, me acababa de disparar con aquella pistola. Vi cómo el escenario en un segundo se quedaba vacío. Todos los músicos habían desaparecido excepto el director musical que permanecía escondido bajo el piano.

Mientras inspeccionaba cada parte de mi cuerpo y comprobaba que no estaba herido y a  punto de desplomarme sobre el escenario, alcancé a sentarme en mi pequeña banqueta, y vi al hombre desaparecer por el pasillo por donde había venido, pataleando y colgado de los brazos de dos policías. Entonces, poco a poco me fui tranquilizando ayudado de un trago que algún músico -ya habían vuelto al escenario- me ofreció para calmar tanta tensión. Vi cómo el público comentaba el incidente, comprobando que estaban allí, que estaban vivos, mientras esperaban que se reanudara el concierto. Y se reanudó. Y  pude por fin terminar aquella canción, y las que restaban hasta terminar mi repertorio, recoger mis trastos y mis aplausos y salir para el hotel después de recibir las disculpas respecto al incidente por parte del alcalde y la comisión de fiestas en pleno. -Se trata de un hombre con sus facultades mentales disminuidas- dijo el alcalde. -¡Vamos, un loco!- dijo un miembro de la comisión de festejos. -Pero es inofensivo. La pistola que ha usado esta noche para matarlo a usted la compró esta mañana en un puesto de la feria y anda todo el día dando tiros por el pueblo-.

La luna brillaba con un esplendor especial aquella noche mientras yo me sentía como si hubiera nacido de nuevo camino del hotel.

Un año después volví, no sin ciertos reparos, a cantar en aquel pueblo. Al llegar, tras el coche que me llevaba al auditorio para el ensayo, y a una hora en la que el pueblo dormía la siesta y el sol abrasaba las calles polvorientas, un chiquillo corría moviendo los brazos como queriéndome decirme algo. Indiqué al chófer que parara para escuchar lo que quería decirme. Bajé el cristal de mi ventanilla, y el niño, metiendo la cabeza intentando refrescarse con el aire acondicionado del interior después de la carrera, me dijo:

– José Luis, ¿Te acuerdas del loco que te disparó con la pistola cuando cantabas en la fiesta del pueblo el año pasado?

-Claro que me acuerdo -contesté yo-. ¿Cómo me voy a olvidar?-.

-Pues se ha muerto- me contestó, como si aquella noticia pudiera tranquilizarme.

Entonces sentí pena por él, y durante el concierto de ese día recordé su mirada ausente y aquella pistola de fogueo con la que quiso “matarme” aquella noche. Y mientras cantaba “Pequeño Supermán” y le recordaba apuntándome, lamenté que todas las armas que se usan para matar, no fueran de fogueo, como la de aquel hombre.

 

36 Comentarios
  • Silfide Moran
    Publicado el 12:06h, 21 febrero Responder

    Perales, eres el amor hecho canción, me fascina tu música y he llorado con esa historia y comparto tu idea «ojala todas las armas fuera de juguete para q el hombre no se asesine uno con otro» canta para nosotros te queremos y admiramos

    • augusto roberto ardiles
      Publicado el 16:35h, 21 febrero Responder

      muy linda historia,deberia componerle una canción para este muchacho (el loco)

      • Noemi
        Publicado el 13:31h, 23 febrero Responder

        si, es cierto Jose Luis, escriba una cancion sobre esto, yo no lo sabía… que miedo por favor!!!

    • MARTA PEREZ
      Publicado el 19:47h, 21 febrero Responder

      esas cosas jamas se olvidan ,pero aunque nadie de seguridad estaba a tu lado para cuidarte ,el mayor guardian estaba a tu lado DIOS ,te quiero con el alma y es veradad cada cancion tuya tiene que ver con algun momento de nuestras vidas .gracias por todo ,gracias por tanto

    • amelia rdz. torres
      Publicado el 23:52h, 21 febrero Responder

      ke bonita historia llore por ke aveces no comprendemos las cosas realmente hasta ke nos pasa algo similar…. jose luis eres un gra cantante ke nos haces llorar con tus canciones tan hermosas , nos trae recuerdos. tristezas y alegrias… me encantan tus canciones. eres una super persona… como la cancion de superman… saludos y u abrazo..
      amelia.. mty.n.l.

    • LUCIA Mª
      Publicado el 06:23h, 22 febrero Responder

      A MI TAMBIÉN ME HAS HECHO LLORAR, PERO ME HA RELAJADO MUCHO EL FINAL.
      SIEMPRE HAS SIDO DE MI GRUPO DE ÍDOLOS DE LOS 70/80, Y TE IDENTIFICO CON LA BELLEZA Y LA POESIA DE AQUELLOS TIEMPOS, CON ESA ILUSIÓN EN LA MIRADA, CON ESE QUEHACER ESPERANZADOR, MI MARIDO Y YO HEMOS IDO CRECIENDO CONTIGO, SOMOS CASI DE LA MISMA EDAD, Y NOS SIGUE GUSTANDO LA MISMA MÚSICA, PERO YA NO HAY, QUE PENA, COMO HEMOS EMPEORADO, VOLVERIA MUY GUSTOSA A LA MISMA ÉPOCA…..SALUDOS

    • david
      Publicado el 02:28h, 23 febrero Responder

      José Luis eres una gran inspiración, he seguido tus canciones desde hace ya algunos ayeres cuando apenas estaba peque y desde entonces he sido conmovido por tus composiciones y me enamorado con muchas de ellas, eres un gran poeta y compositor, y por ende un gran ser humano. te admiro y te seguiré admirando nunca dejes de componer esa gran poesía y jamas dejes de hacerla canción, un abrazo fraternal desde mi entrañable México que te quiere.

  • Jacqueline
    Publicado el 12:12h, 21 febrero Responder

    Jose Luis, y te acuerdas cuando en chile hace ya unos 15 años te grité en tu recital hasta q me dejaron llevarte un regalo que te hice, una flor como un girasol. Pude después ir a verte al camarin y me quedé hasta el final, como me comí tus manzanas me pusiste «manzanita»…
    Nunca lo olvidarè y es un grato recuerdo para mi, aunque me haya comportado como loca también 🙂
    Mi hija de 6 años canta con la mano puesta en el corazón:»te quierooooo, te quierooooo y eres el Zentro de mi coraZón» marca mucho la «z».
    Un abrazo, Dios te bendiga.

  • Marisa Cilleros
    Publicado el 12:19h, 21 febrero Responder

    Jose Luis: Que estremecedora y desgarrante vivencia¡¡. Yo creo que todavia no estás del todo recuperado de semejante momento amargo, y

  • Marisa Cilleros
    Publicado el 12:33h, 21 febrero Responder

    Jose Luis: Que estremecedora y desgarrante vivencia¡¡. Yo creo que todavia no estás del todo recuperado de semejante momento amargo,… y que pudo haber sido muy trágico.. DIOS MIO¡¡ QUE MIEDO PASARIAS¡¡ ante esadora mirada penetrante, sentenciadora y desafiante, diciendo: «CÄLLATE… HE DICHO QUE TE CALLES¡¡.Como permaneciste impasivo en el escenario, sin ningun intento de huir o esconderte??.

    Me parece todo este relato verídico, que eres MUY VALIENTE… y el público en sus butacas… MUY COBARDE¡¡ Con MUCHA DESIDIA Y DEJADEZ¡¡

    Déjalo ya en el olvido, y solo recuerdalo como una anécdota desagradable en tu vida, pero con final FELIZ ..

    Ya te lo he dicho varias veces.. Tienes que vivir hasta los 100 años¡¡

    Besos a tu esposa, hijos y nieta. Desde Sevilla, un abrazo para todos.

    Marisa Cilleros

  • Marisa Cilleros
    Publicado el 12:38h, 21 febrero Responder

    Jose Luis: Que estremecedora y desgarrante vivencia¡¡. Yo creo que todavia no estás del todo recuperado de semejante momento amargo,… y que pudo haber sido muy trágico.. DIOS MIO¡¡ QUE MIEDO PASARIAS¡¡ ante esa dura mirada penetrante, sentenciadora y desafiante, diciendo: «CÄLLATE… HE DICHO QUE TE CALLES¡¡.Como permaneciste impasivo en el escenario, sin ningun intento de huir o esconderte??.

    Me parece todo este relato verídico, que eres MUY VALIENTE… y el público en sus butacas… MUY COBARDE¡¡ Con MUCHA DESIDIA Y DEJADEZ¡¡

    Déjalo ya en el olvido, y solo recuerdalo como una anécdota desagradable en tu vida, pero con final FELIZ ..

    Ya te lo he dicho varias veces.. Tienes que vivir hasta los 100 años¡¡

    Besos a tu esposa, hijos y nieta. Desde Sevilla, un abrazo para todos.

    Marisa Cilleros

  • Maria
    Publicado el 12:43h, 21 febrero Responder

    Querido José Luis, que historia. A veces pienso que algunos artistas deben sentir temor cuando se les acerca mucho la gente, por motivos como este. Me encantó como lo has contado y me gustó ese sentimiento tuyo hacia ese hombre que estaba mal de sus facultades mentales, pero que a su vez pudo significar peligroso en ese momento. Te quiero y admiro tando mi dulce POETA. Recuerdo un día en el Gran Rex de Bs. As. por aquellos años que nombraste, me levanté de la butaca y caminé hasta acercarme al escenario y te gritaba «dulce, dulce» vos me mirabas, habrás pensado que algo me fallaba también, noo… era solo mi cariño por vos!!! Te quiero y admiro mucho mi DULCE José Luis, besos grandes y gracias por brindarnos siempre lo mejor de ti!!!

  • Beatriz
    Publicado el 13:09h, 21 febrero Responder

    Don José Luis, no sé cuántas veces he tarareado Pequeño Supermán, más ahora leyendo esta historia cantaba las frases escritas por usted y me parece mentira que pueda sentirlo tan cerca a través del blog, realmente los que lo admiramos tanto y lo hemos tenido presente durante toda nuestra vida estamos experimentando una relación personal con usted que nunca habíamos tenido a pesar de no perdernos un concierto suyo cada vez que viene a nustros países o escuchar su música diariamente esta es una nueva sensación muy pero muy agradable, realmente es sentir a un amigo conversando con nosotros, espero que continúe dándonos este regalo durante mucho tiempo. Muchas gracias !!!

  • Juan Carlos Ocaña B.
    Publicado el 13:46h, 21 febrero Responder

    Es increíble la facilidad que tiene José Luis Perales para, mediante unas letras, trasladarnos a una situación como la que nos ha compartido. Por unos instantes he estado en el concierto, he visto llegar al personaje. Esta misma facilidad de transmitir, ha hecho que cada canción se transforme en un mensaje de amor, un mensaje de esperanza.
    Tuve la gran suerte de acudir a un concierto de José Luis en Quito, Ecuador. Una noche cálida con una ligera llovizna. Para más envidia de much@s, en primera fila. No es alardear, fue suerte. Estar tan cerca de mi ídolo fue y sigue siendo increíble. Es algo que siempre recordaré y presumiré.

    • Rosalba
      Publicado el 12:26h, 28 febrero Responder

      Que suerte que tu puedes presumir que estuviste en primera fila ! Yo estuve en un concierto de el el año pasado en Chicago y aunque mi boleto no era de primera fila me las arregle para colarme hacia la parte de enfrente y alli me quede sentada en la alfombra, no concebia estar en un concierto de JLP y no estar mas cerca de el(creo tambien puedo presumir de primera fila ja ja ja) !Todavia creo que fue un sueño..Lo admiro tanto !!!!

  • sona
    Publicado el 14:50h, 21 febrero Responder

    que historia mas bonita jose luis puesta en tu boca de poeta, raro es que no compusieras algo relativo a esta vivencia.un abrazo

  • Fernando Sanchez
    Publicado el 15:33h, 21 febrero Responder

    Buenisima historia Jose Luis que nos hace ver por todo lo que tienen que pasar y uno que quiere acercarse a como de lugar le importa poco todo eso…
    Me hiciste recordar tambien al «loco» aquel de mi pueblo que dicho sea de paso cada pueblo debe tener al suyo…ese loco que si hay un niño jugando alrededor le sonrie…

    Gracias Jose Luis por tanto!

    Saludos desde Hermosillo en Mexico

    Fernando

  • Miguel A. Gómez
    Publicado el 18:26h, 21 febrero Responder

    Creo recordar que algún forero comentó alguna vez que está anécdota ocurrió en su pueblo, Cabra (Córdoba, España).

    Un saludo

  • Dora L
    Publicado el 19:29h, 21 febrero Responder

    Maestro como siempre un fuerte abrazo de agradecimientos por todas las maravillas que nos regalas con tus diferentes creaciones. Que bueno que todas las armas fueran de salvas y no hirieran a nadie y que todas las palabras fueran de amor hacia nuestros semejantes para no herir con ellas.
    Tu escrito precioso, esa capacidad que tienes para asombrarnos con palabras, hace que seas el artista de los artistas, el maestro de maestros y un hombre ejemplo para la humanidad.

  • Pablo
    Publicado el 20:20h, 21 febrero Responder

    Gran Anecdota, saludos desde Rosario!

  • Manuel
    Publicado el 22:57h, 21 febrero Responder

    José Luis , ante todo,gracias por hacernos la vida más fácil,creó recordar esa historia,te la escuche en otra ocasión y fue en un pueblo de badajoz pero no recuerdo el nombre,muchos abrazos desde Sevilla que tanto te quiere

  • Sonia Pérez Sánchez
    Publicado el 23:10h, 21 febrero Responder

    Estimado «maestro» recuerdo este amargo suceso en un concierto y no precisamente porque me encontrase allí, apenas tendría unos 6 o 7 años y aún me quedarían unos poquitos más para escuchar tus canciones por primera vez, pero la recuerdo o bien porque la contases en el libro «algo más que palabras» que me encantó y que tengo que volver a leer o te lo escuche en alguna que otra entrevista, el caso es que conocía de su existencia y del «susto» que paso en su momento¡¡¡¡ yo en su lugar habría pegado un salto del escenario¡¡¡¡ jajajajajajajajajajaja. Puedo imaginar o mejor hacer de ese momento una escena de una película en mi pensamiento en el que ese pobre hombre acercándose hasta usted le mando a callar así sin más y no satisfecho con eso saco de su bolsillo un arma de fogueo y disparo¡¡¡¡¡¡ sinceramente no es para olvidar, lo mejor es que aquí sigue con nosotros para contárnoslo y agradecidos por ello.
    Y respecto a que todas las armas de este mundo debieran de ser de fogueo, estoy con usted amigo, sobretodo en estos momentos en los que la ciudad de Ucrania, en Kiev donde ayer llegaron hasta mis ojos y el muchísimas personas más imágenes de protestas contra en gobierno ruso a base de disparos…este mundo está loco…
    Gracias por esta nueva entrada en su blog «maestro» esperamos que la próxima «aventura» no sea tan «trágica» como aquella que hasta con, seguramente cariño recuerda aún en un pueblo al sur «de cuyo nombre no quiero acordarme» nunca mejor dicho jajajajajajajajajajaja a la luz de la luna de aquellos años ochenta….un abrazo sincero, desde el sur también.
    Sonia

  • Gladys Rufanacht
    Publicado el 00:13h, 22 febrero Responder

    José Luis: Nada malo puede ocurrirte, porque eres un ser lleno de Luz, a quien los Angeles custodian siempre.Cada día, al despertar, ponte en manos de Dios y pide a su divina Madre, que te cubra con su Manto. Aún tienes muchísimo para dar, y estoy segura que estás presente en las oraciones de todos nosotros . ¡Suerte y felicidad a ti y tu familia!

  • Mayra González
    Publicado el 05:04h, 22 febrero Responder

    Mi gran poeta,me enamore por primera ves por tu magia al cantar,soy cubana,vivo en Miami y no he tenido el gusto de poder verte en un concierto,cuídate mucho ,para que nunca más te sucedan esas cosas y te quiero ver por mucho,mucho tiempo más

    • lilianlili_pied
      Publicado el 00:52h, 23 febrero Responder

      Sueño con conocerte pero a mi pueblo chiquito de Argentino no vendras, solamente si precisas paz ,pero a vos te sobra.

  • jenny morales
    Publicado el 12:03h, 22 febrero Responder

    Como quisiera q esas pistolas sean las de los soldados q estan asesinando inocentes en Venezuela y cese la violencia en ese hermoso pais amo esa gente maravillosa que me da su amistad sincera como anhelo la tranquilidsd para Venezuela

  • Carlos. Alicante
    Publicado el 17:51h, 22 febrero Responder

    José Luis, cuánto me reí yo con esta historia, y con tantas que guardas en tu chistera, una noche en un rincón maravilloso, frente al Atlántico, en esa preciosa e inmensa playa. Hoy, que la cuentas de nuevo como sólo tú sabes hacerlo , me imagino aquella escena, y aquel susto, alegrándome como tú de que aquella pistola fuese de fogueo y lamentándome, como tú también, que todavía sigan existiendo pistolas de verdad y que el hombre las siga usando para matar, como estamos viendo estos días en Kiev y todos los días en tantos sitios.
    Un abrazo, Carlos y Reme

  • Luis Ortizz
    Publicado el 20:46h, 22 febrero Responder

    Bonita historia, que me hizo recordar los momentos maravillosos que pasé estando en 2a. fila en uno de sus conciertos en Guatemala (1995)…. con un pequeño rotulo pidiendo: «Cancion para un pequeño viajero», ya que mi princesa venia en camino…. recuerdo que nuestas miradas se cruzaron y susurre mi pedido, pero la melodia y su mirada, continuaron su caminar…., espero que no halla venido a su mente los recuerdos de ese loco !!!… jajajaja

  • maria teresa monta?o gutierrez
    Publicado el 04:03h, 24 febrero Responder

    Que emocionante lleno de miedo frente a una amenaza de muerte y saber que es persona ya no esta gracias por fomar parte de la historia de mi vida

  • Carlos Andrés García Arias
    Publicado el 02:51h, 28 febrero Responder

    Amigo y Maestro Perales!!!

    Gracias a Dios estás vivo, después de semejante situación y tremendo susto, afortunadamente nadie salió herido de allí y especialmente tú.

    Definitivamente la vida te tiene para permitirnos disfrutar de tu obra y tu existencia por muuuucho tiempo más. Gracias Dios por no dejar que Mi Perales quedase herido.

    Maestro y amigo Perales, es Grandioso escucharte, leerte, enterarme de lo que haces, qué bueno es tener este medio de contacto contigo….

    Desde Manizales, Colombia un Abrazo Enorme, Todo mi Respeto y Admiración por ti y tu obra. Dios te bendiga a ti, a tu familia y a tu equipo de trabajo.

    Un abrazo!!!

  • Marga Bajo de la Fuente
    Publicado el 23:53h, 12 marzo Responder

    Desde luego!’ Hay gente para todo.
    Esa anécdota la había oído en una entrevista con Justo Molinero. Pienso que más que loco era un borrachuzo como tantos. Lo que llama la atención es la actitud impasible del público pero, ¿qué más se puede esperar ? don José Luis, si en España nadie se queja de nada ni siquiera de que le peguen un tiro al artista mientras trabaja.
    Un beso muy fuerte desde Barcelona ( España).
    P.d: han reabierto el Sandor, pero la terraza » ya no mola».

  • Carlos Andrés García Arias
    Publicado el 12:13h, 18 marzo Responder

    Amigo y Maestro Perales!!

    Dios te bendiga, te escucho todos los días, te leo siempre que puedo, me encanta estar al tanto y saber que estás en contacto con todos los que te queremos!!!

    Desde Manizales, Colombia, un cordial saludo y un abrazo fuerte!!

  • MARGARITA OJEDA ALMANZA
    Publicado el 04:58h, 29 julio Responder

    ¡Por supuesto!!
    Qué otra cosa pudieras decir, si no eso!!!
    Hermoso corazón, hermosa mente, hermoso sentimiento, hermosa música y ser humano!!

  • Aguilarense
    Publicado el 23:16h, 22 enero Responder

    Estaba viendo el programa Ochenteame en la 1 cuando ha salido Jose Luís Perales y me lo ha contado mi madre que estuvo en el concierto aquél día. Entonces he buscado en internet porque he pensado que esa anécdota tendría que estar reflejada en alguna entrevista y así es como he llegado aquí.

  • Aguilarense
    Publicado el 23:20h, 22 enero Responder

    Estaba viendo el programa Ochenteame en la 1 cuando ha salido Jose Luís Perales y me lo ha contado mi madre que estuvo en el concierto aquél día. Entonces he buscado en internet porque he pensado que esa anécdota tendría que estar reflejada en alguna entrevista y así es como he llegado aquí. Esto ocurrió en Aguilar de la Frontera (Córdoba).

  • Maribel Sotelo
    Publicado el 10:16h, 07 febrero Responder

    Me imagino el tremendo susto , pero afortunadamente para todos salió ileso y agradecido con Dios y con la vida misma, de igual forma su manera de contarnos su anécdota me hace transportarme a ese sitio y sentir el gran susto y también el inmenso alivio de que solo fué falsa alarma, tal vez el público ya conocía a ese personaje y por esa razón no se inmutaron al verlo acercarse hacia usted, pero en fin , solo Dios lo sabe…..Un brazo cordial y caluroso desde estas tierras cachanillas…

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