Desde mi cuarto de Hotel

11 Mar Desde mi cuarto de Hotel

En el paseo marítimo unos niños juegan junto a una pareja de enamorados que, sentados en el muro de piedra y los pies colgando al río, contemplan abrazados la puesta del Sol. Los niños han invadido el lugar idílico que ocupaban los enamorados y estos se marchan tomados de la mano en busca de un lugar más tranquilo donde seguir con sus juegos de amor.

En la acera, al lado del mirador del río, aparca un Seat 600 blanco y de su interior sale una señora acompañada de un perro grande y negro que en pocos minutos se pierde por el paseo que bordea el rio. Inevitablemente me viene a la memoria mi primer coche, era también un Seat 600 de color marrón claro y sus puertas abrían de delante hacia atrás, como ese que acaba de aparcar frente a la ventana de mi cuarto en mi hotel de Montevideo. Y hoy, mirándolo ahí como un intruso viviendo en un tiempo que ya no es el suyo, pero orgulloso de su estado de conservación, regreso en el tiempo a mis veintidós años en los que yo, un privilegiado entre los “económicamente débiles”, disfruté ese mismo 600 y mi primer espacio de independencia, mi primera posibilidad de escapar y mis dos metros por uno de intimidad. Un día, se le cansó el corazón y murió de un estallido cansado de ser viejo.

La señora del perro negro, también cansada de correr la Costanera de baldosas rojas junto a su animal, regresa, se sube a su 600 y se va. Y por un momento, mirando cómo se aleja bordeando el Rio de la Plata, yo, en este cuarto de mi hotel en Montevideo,  he vuelto a tener veintidós años.

La tarde se ha ido y el paseo de baldosas rojas se ha quedado vacío de paseantes. El Lugar del balcón del río, tenuemente iluminado por una farola es ocupado por un músico, al que descubro en la antesala de la noche por el sonido de su saxofón y el brillo del instrumento alumbrado por la farola. En la penumbra, llego a distinguir desde mi ventana al hombre sentado en el pequeño pretil de piedra que se asoma al río.

Escucho una melodía inconclusa y repetitiva del hombre del saxofón, que ha buscado la soledad de esta noche en el balcón del río, para practicar la melodía que un día, y se lo deseo de corazón, sorprenda al mundo. Entonces contaré que yo lo vi y lo escuché primero un veintiséis de Octubre en un balcón oscuro al Rio de la Plata.

9 Comentarios
  • Fernando Sanchez
    Publicado el 17:15h, 11 marzo Responder

    Hola Jose Luis….una vez mas gracias por tus palabras , gracias por transportarnos con tanta facilidad a Montevideo y mostrarnos a esos niños a esos jovenes enamorados, a esa señora con su perro y su carro..a tu carro y a ese hombre que practica su cancion…esa cancion que tu algun dia tambien soñaste y que gracias a Dios sorprendio y sigue sorprendiendo al mundo!!
    Un abrazo fuerte!!!!

  • victor
    Publicado el 17:24h, 11 marzo Responder

    gracias jose luis por ese viaje al montevideo actual y al recuerdo de tus 22 años transportados en el tiempo por la sencillez de tus palabras

  • Zully Ivette Pazmiño T.
    Publicado el 19:02h, 11 marzo Responder

    Yo me he quedado pensando en aquel hombre del saxofòn, se enterarìa que alguna vez fuè escuchado por Josè Luis Perales y que ademàs le ha deseado de corazòn sorprender al mundo? Si fuè asì, tal vez nunca olvide ese oscuro balcòn, seguramente con una hermosa vista por ser escenario de juegos de niños y de enamorados a la orilla del rìo, mucho menos la melodìa que fuè escuchada y que trataba de perfeccionar… Gracias por tus palabras, gran abrazo !!!

  • Sonia Pérez Sánchez
    Publicado el 21:23h, 11 marzo Responder

    Querido «maestro» gracias por este nuevo «relato» que nos ha vuelto a ofrecer para que podamos leerlo y disfrutarlo¡¡¡¡ así me ha pasado de nuevo, y escribe de tal forma que hace que cada palabra, estrofa que escribe llegue a transmitirnos que al igual que usted al ver ese «600» de color marrón claro, nos transporte a esos veintidós años de usted. Y aunque no conozco Montevideo ni ese rio de la plata que nos describe se siente realmente hermoso¡¡¡¡. Gracias por compartir con nosotros nuevamente esas historias reales de su propia vida, un saludo y un abrazo desde Sevilla, sinceramente.
    Sonia

  • Laura Edith Garcìa
    Publicado el 02:07h, 16 marzo Responder

    Maestro Jose Luis Perales, de nuevo mil gracias por brindarnos la oportunidad de leerlo, como dicen mis amigos, posee usted una manera de contarnos las cosas que podemos transportarnos con usted a ese hotel en Montevideo, a esa vista y sentir todos los sentimientos que usted transmite.

    Muchas felicidades Maestro y esperamos seguir leyendo sus experiencias

    Un fuerte Abrazo

  • ed
    Publicado el 13:43h, 16 marzo Responder

    perales…..eres lo maximo

  • Carlos Andrés García Arias
    Publicado el 15:30h, 22 marzo Responder

    Maestro Perales!

    Nunca había sido capaz de viajar a unos años atrás a bordo de un Seat 600, tú eres un Poeta, eres un Maestro.

    Gracias por contarnos tantas historias todas escritas de la manera que solo tú sabes hacerlo y que nos transportas de inmediato a otros tiempos, a lugares… nos haces pasear por la vida con tus mágicas palabras.

    Desde Manizales Colombia, Dios te guarde amigo José Luis Perales Morillas

  • Silvia Basso
    Publicado el 09:30h, 27 marzo Responder

    Que bonita vivencia,y poder regresar por un momentos aquellos 22años,muy emotivo,tantos lindos recuerdos que la vida nos permite disfrutar.
    Gracias Maestro.

  • MAIRAM
    Publicado el 23:40h, 05 febrero Responder

    GRACIAS POR HACERNOS VER EN SU FORMA DE ESCRIBIR Y APRENDER A DISFRUTAR DE ESOS PEQUEÑOS DETALLES QUE HAY A NUESTRO ALREDEDOR Y QUE AVECES PASAMOS DESAPERCIBIDOS POR EL IR Y CORRER DE LA VIDA. GRACIAS¡¡¡¡

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