Después de un tiempo

18 Ene Después de un tiempo

Después de un tiempo, vuelvo al encuentro de mi guitarra, mis libros, y este ordenador que me trae por el camino de la amargura con sus malas pasadas, borrándome lo que quiero dejar escrito y dejando lo que a veces he olvidado borrar. Vuelvo al silencio absoluto a pesar de estar en la ciudad, y en ese silencio flotan recuerdos  y sentimientos difíciles de plasmar en un papel, y que sólo el corazón es capaz de grabar para siempre sin posibilidad de ser borrados, no como este ordenador infiel y traicionero, que a mi edad me obliga al aprendizaje de cómo archivar, insertar, diseñar página y hasta me contabiliza las palabras que digo en cada escrito. Aquí, flotando en el aire, y como nubecillas de humo, me acompañáis vosotros, los que a lo largo de setenta días y setenta noches -sin ánimo de plagio- habéis sido el motivo de mi último viaje.

Por el cielo de mi estudio vuelan regalos, peluches para Manuela y Guillermo, cartas de amor, piropos, lágrimas y aplausos que sentado en el silencio escucho agradecido y un poco vanidoso. Vuelan por el aire tarjetas de visita, un velero de madera, una Chiva de juguete, una bufanda, un te amo anónimo, una cerámica de Puebla, una bandeja de corales, una servilleta con beso de carmín y un corazón latiendo a toda marcha. Y mientras, envolviéndolo todo, suena la música.

Después de un tiempo, vuelvo a buscar en este estudio un sitio nuevo en el que acomodarme, y de nuevo encontrarme con lo que abandoné para atender proyectos más urgentes, o desencontrarme con los gatos, quienes decidieron jugar al escondite y fingir que se fueron, aunque no me lo creo, porque mirando el nivel de su comedero, creo que se esconden cuando llego y no me dan la cara. Voy a poner harina por el suelo para ver quién se va comiendo el pienso. ¿Serán ratones? Bueno, mientras sean ratones… Aunque tendría gracia que los ratones asusten a los gatos. Me reuní con mis músicos en un encuentro como celebración del año nuevo. Hablamos de vosotros y de la huella profunda que dejasteis en ellos. ¿Qué fue lo que les disteis, que ya quieren volver?

Después de un tiempo, vuelvo a Castejón, donde hace algunos años, un día como hoy parió mi madre a un chico larguirucho,  más bien feo, mientras el pueblo, cubierto por la nieve, encendía la lumbre y excavaba trincheras con picos y palas para poder llegar hasta las tiendas y a la Iglesia. Y por si fuera  preciso, al cementerio.

Después de un tiempo he vuelto. Y hoy quiero celebrar mi cumpleaños con vosotros, con los que me queréis y a los que quiero. Y daros las gracias por haber llenado mi estudio de recuerdos llenos de buenas vibraciones.