QUITO 2012

23 Nov QUITO 2012

Nuestro viaje a Quito ha supuesto una interrupción  en la gira por Colombia, donde aún nos quedan tres conciertos en diferentes ciudades.

Después de tres años de ausencia volví a Quito para presentar mi nuevo trabajo en el Teatro Nacional.

Por la mañana visitamos el centro histórico de la ciudad que es Patrimonio de la Humanidad. Sus iglesias y sus edificios de la época colonial hacen de Quito la ciudad de América mejor conservada. Especialmente hermosa nos pareció la Basílica y la iglesia de la Compañía, de un barroco esplendoroso donde el oro en cada uno de sus relieves la hacen única. La visita fue breve. La lluvia nos sorprendió y tuvimos que volver al hotel. Espero volver en otra ocasión con más tiempo para conocer mejor esta ciudad.

PERALES IGLESIA

 Iglesia de la Compañía en Quito

MANIZALES

Con las sucesivas cancelaciones de vuelos, hemos pasado un día en una espera excesivamente larga y aburrida. Por fin embarcamos en un avión de hélices que a Manuela le daba cierto pánico, aunque una vez arriba se tranquilizó contemplando un hermosísimo paisaje verde y montañoso salpicado de casas blancas como si de un Belén navideño se tratara. Después de 35 minutos el avión descendió entre montañas hasta el aterrizaje en una pequeña pista apta sólo para este tipo de aviones.

Perales hotel

 Hotel en Manizales

Camino al hotel descubrimos una ciudad con una población mayoritariamente estudiantil debido a la cantidad de universidades existentes.

Una vez en el hotel y vista la habitación observamos que al estar en el centro, en la calle con más tráfico de la ciudad eran inevitables los ruidos de coches, motos y alguna ambulancia que me hubiera hecho difícil el sueño tan necesario para descansar la voz para mi próximo concierto.

Con cierta pena abandoné el hotel y el empresario nos instaló en un lugar fuera de la ciudad en plena naturaleza. Fue un acierto. Se trataba de un hotel en un lugar idílico en un bosque con praderas donde convivían los pájaros más exóticos con las mariposas y los ciervos, junto a unos lagos cuajados de peces y nenúfares. El lugar resultó ser una reserva natural de varias hectáreas de extensión donde ayudados de un telesilla se podían recorrer el mariposario o el criadero de orquídeas en su inmensa variedad. Pero sobre todo agradecí el silencio que me permitió dormir y reparar fuerzas para el concierto de ese día.

Un pequeño incidente enturbió el marco idílico que nos impidió llegar a conocer todo el parque. La maleta de Manuela, una de esas que dicen que tienen garantía de por vida, llegó reventada de «por muerte» a punto de vomitar todo su contenido, lo que nos obligó a bajar a la ciudad para comprar una nueva.

Yo no recordaba haber estado antes en Manizales, pero me dijeron que hace catorce años estuve aquí. En el concierto, afortunadamente como siempre, la gente respondió con todo el cariño.

La noche fue breve. A las seis de la mañana tomamos de nuevo el avión de hélices que, pasado el pánico de Manuela, se elevó sobre los cerros verdes bajo la lluvia, de vuelta a Bogotá, para conectar con un nuevo vuelo camino de Barranquilla.

BARRANQUILLA

Al filo del mediodía llegamos a Barranquilla. Ya en el hotel hacemos inspección de ruidos confirmando que podré descansar tranquilamente.

Por la noche, después del concierto, tuvimos que esperar casi una hora para poder salir, ya que la lluvia caía con tanta fuerza que el chofer que debía llevarnos al hotel nos advirtió del peligro de los arroyos. Parece ser que en Barranquilla no es extraño que el agua en su caída por las calles en pendiente, forme los llamados «arroyos», corrientes capaces de arrastrar coches camionetas y cualquier cosa que se ponga por delante. Cuando por fin amainó la tormenta, pudimos salir y comprobar, no sin cierto temor, cómo nuestro coche atravesaba la riada.

Viendo la intensidad de estas lluvias recordamos Macondo, y las lluvias eternas de las que habla Gabriel García Márquez en sus libros.

BUCARAMANGA

Un nuevo día nos trae al aeropuerto de Barranquilla, donde tomaremos un avión que con escala en Bogotá nos llevara a Bucaramanga, última ciudad de mi gira por Colombia.

El avión ya se está retrasando más de una hora. No sabemos cuándo llegaremos a nuestro destino. Posiblemente será bien entrada la noche. Pablo y Manuela salen a estirar  las piernas y yo llevo ya tres horas sentado en esta sala de espera cambiando de postura, en un sillón no demasiado cómodo para tratarse de la sala Vip del aeropuerto. Un bocadillo de jamón y queso ha sido hasta ahora nuestra única comida. Cosas de esta profesión nuestra que a veces no nos permite saber si vamos a tener tiempo libre para comer o dónde pasaremos la noche.

Por fin llegamos a Bucaramanga, una ciudad que se conoce como «Ciudad Bonita» o «ciudad de los parques». Yo añadiría «ciudad amable y hospitalaria».

En el camino del aeropuerto al hotel el chofer nos recomienda encarecidamente que probemos algo muy típico y exquisito de esta ciudad. Se trata de las «hormigas culonas». Al vernos sonreír nos explica que se trata de la hormiga reina que habita bajo tierra en su hormiguero y cuya única misión es poner huevos. En determinada época del año sale a la superficie ignorando que, dado su atractivo gastronómico, pronto será presa de los paladares más exquisitos. Nos dicen que nos mandarán a la habitación un plato para que las probemos. Efectivamente, al entrar en la habitación encontramos un plato con unos quesos y en el centro, como pequeñas bolas negras, las hormigas. Sin pensarlo dos veces he probado una, luego otra, luego otra más y, al saborearlas y sentirlas crujir he sentido un sabor salado y agradable que me ha hecho recordar los chapulines mejicanos.

 

QUITO, 2006

 El aterrizaje en Quito ha sido algo suicida. Hay pilotos a los que deberían pedir responsabilidades por provocar stress y, por qué no, el infarto a la gente que tiene pánico al avión. El de hoy, desde luego, era uno de ellos. En todo caso, lo importante es llegar. Ahora anochece sobre Quito y las luces se extienden desde el valle hasta los cerros.

 

 

Vidriera de la basílica de Quito

Hoy por fin he descubierto el nombre de un marisco que en su día me dieron a probar en un chiringuito cuando iba a la región de Manta con la intención de visitar un pequeño museo de la civilización manteña. Era un marisco, o así lo entendí, al que la señora que me sirvió la mesa llamo «el fruto de los dioses». Me pareció exquisito y anoté ese nombre para recordarlo siempre. En sucesivos viajes preguntaba por dicho marisco, pero nadie lo conocía en Ecuador. Después de mucho insistir alguien me dijo que podía tratarse de  la «pata de mula». Para mí, ese nombre no era el adecuado a semejante manjar. Finalmente descubrí que se trataba simplemente de «los locos» que tantas veces había comido en Chile.

 Después de visitar sus iglesias y museos y sus centros de arte pienso que Quito es una ciudad para perderse y disfrutarla durante varios días.

 

 

3 Comentarios
  • Sonia Pérez Sánchez
    Publicado el 22:55h, 23 noviembre Responder

    Hola «maestro», que tal?, antes de nada felicidades por el día de ayer, por el día de la música y por aquellos que cómo usted saben plasmar en un trozo de papel hermosas vivencias a las que luego coloca los acordes perfectos para que suenen de la forma en que lo hacen, simplemente maravillosaaaaaasssss¡¡¡¡.
    Cuanto ajetreo «dios» ese ir y venir de un lugar a otro, la Basílica de Quito es tremendamente bella, resulta lógico que quiera volver amigo… Y ese hotel en el que por fin encontró la paz para descansar se le ve precioso¡¡¡¡ uyyyyy unos dias rodeado de esa naturaleza y ya no querria volver jajajajajaja¡¡¡¡. Gracias una vez mas por contarnos lo vivido en cada concierto, cada lugar y pais por el que va con su maleta, su compañera fiel (Manuela) sus grandes músicos que se han convertido en estos meses en su propia familia y el gran apoyo de su hijo Pablo.

  • Sonia Pérez Sánchez
    Publicado el 22:58h, 23 noviembre Responder

    Jejejejejeje me quedé sin darle la despedida «maestro» hoy empieza dos dias de concierto en Santo Domingo, ojala que le vaya igual de bien que en todos los demás conciertos¡¡¡¡ cuidese mucho «maestro» y ya pronto lo tendremos en España, un saludo enorme de esta sevillana. Abrazos sinceros

  • Silavana
    Publicado el 01:07h, 26 noviembre Responder

    Hola José Luis me encanta el blog estoy conociendo un poquito mas Latino Amériaca a través de tu mirada, gracias por compartirlo éxitos en lo que queda de gira.
    Beosos abrazos.
    Silvana.

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