Diciembre 2006 – Gira 2012 Chile

08 Oct Diciembre 2006 – Gira 2012 Chile

3 DICIEMBRE 2006

Nos encontramos en el avión rumbo a Santiago de Chile. La voz del Comandante nos despierta: “A su derecha pueden observar la cordillera nevada. Al fondo, el Aconcagua”. Es impresionante la vista desde la ventanilla. – en unos momentos aterrizaremos en Santiago- . El paisaje me recuerda al de España. Campos arados y sembrados de cereales. El verano está cerca y pronto será la siega.

Encuentro Santiago totalmente cambiado. Es un Chile diferente al que dejé hace unos años.

4 DICIEMBRE 2006

Estamos en Diciembre y es posible que el termómetro pase de los 30º C. Son las 11.20 de la mañana. Esta noche he decidido viajar con mi almohada a todas partes. Cuanto más sofisticados son los hoteles más almohadones ponen sobre la cama y todos de plumón. Comprendo que la gente que ocupa estas suites se haya criado sobre algodones y necesite este tipo de almohadas para reposar sus cabezas. Yo necesito que sean un poco menos sofisticadas y, por supuesto, algo más cómodas. Esta incomodidad me ha hecho pasar mala noche y me he levantado con un gran dolor de cabeza que me obliga a tomar un analgésico antes de bajar a la rueda de prensa.

Una vez terminado mi encuentro con los medios intento comunicarme con Manuela, pero no lo consigo. Creo que tendré que cambiar de móvil. El de Pablo funciona mucho mejor que el mío. No sé si es el móvil o más bien soy yo. Entre el móvil y yo hay una distancia que todavía no he conseguido acortar. Para mi enfado, cada vez que intento hacer una llamada la respuesta siempre es la misma: “Buzón de voz: Deje su mensaje al oír la señal” y,  la verdad, no me siento nada bien hablando con este aparato electrónico y frío.

5 DICIEMBRE 2006

Aprovechando que tengo el día libre, visitamos “Los Dominicos”,  un pueblecito de artesanos cerca de Santiago. Un lugar interesante para mí, dada mi afición a todo tipo de oficios artesanos.

De vuelta al hotel intento poner orden en mi maleta, que de tanto ir y venir está tan liada que es difícil encontrar algo sin perder más tiempo del necesario.

6 DICIEMBRE 2006

Me llaman para ir al ensayo. Hace un sol de justicia. En tres horas estaré presentándome ante el público chileno.

7 DICIEMBRE 2006

El recuerdo del concierto me desveló. Fue una noche para guardar en la memoria. El calor del público me recordó el de la Quinta Vergara. Los niños de las Aldeas Infantiles SOS, que fueron invitados,  pusieron la nota de emoción en la canción “QUE CANTEN LOS NIÑOS”,  y un coro de 4000 voces cantó la canción conmigo.

Antes de dejar la habitación del hotel le regalo a una de las encargadas de la limpieza dos botellas de un buen vino chileno. Le deseo una feliz Navidad y nos vamos al aeropuerto.

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Como si no hubiera pasado el tiempo, de nuevo cruzamos la cordillera camino de Santiago. Hay poca nieve. La primavera acaba de empezar. Una vez en el aeropuerto, viene la guerra del equipaje: Guitarras, decorado, cajas y mas cajas con equipo para el concierto. Nervios. Hay que tomar un enlace con destino a Concepción. En el control de pasaportes coinciden viajeros de cuatro vuelos que, vaya por Dios, se han puesto de acuerdo para llegar a la misma hora a Santiago. Tenemos que llegar a tiempo a ese enlace. En el scanner, con las prisas, pierdo mi pasaporte mientras me abrocho el cinturón para no perder los pantalones. Me pongo muy nervioso hasta que un policía viene a dármelo. «Se le cayó al suelo». Respiro.  La cola en la aduana es interminable. Temo que perderemos el vuelo a Concepción. Menos mal que, según nos dicen, hay un vuelo cada hora.

Foto: Debut en Concepcion

En este viaje me acompaña Manuela. Intuyo que empieza a arrepentirse de haber venido al verse sometida a semejante stress al que solo los artistas, después de tantas giras estamos acostumbrados.

Los músicos y técnicos, un grupo de gente joven y divertida, ponen la nota de humor ante tanta dificultad. Hay muy buen rollo entre ellos, algo imprescindible en una gira tan larga.

Foto: Con la banda

Mientras corremos hacia la puerta de embarque, oigo a Manuela «Por qué habré venido yo». Pero se arrepiente de inmediato.  Por fin estamos en el avión camino de Concepción. Mañana debutamos.

Nunca hasta ahora había tenido la oportunidad de conocer el interior de Chile, ya que mis visitas se habían limitado a Santiago y Viña del Mar y alguna escapada turística a Valparaíso para visitar la casa de Neruda. Por la cercanía entre algunos lugares de mis conciertos hemos viajado en coche y gracias a ello he descubierto Chile en la plenitud de su primavera con los cerezos y manzanos en flor, sus infinitos viñedos cuidados con mimo, los prados verdes donde pacen vacas y caballos, los bosques de pinos verdes y apretados y los bordes de las carreteras tapizados de flores extrañas y variadas. Al fondo, casi siempre, las crestas de la cordillera coronadas de las nieves que aun se resisten a fundirse y precipitarse torrenteras abajo.

Foto: Viñedos

Hermoso. Hermoso hasta emocionar este campo que hoy estoy descubriendo en esta gira por el interior de Chile.

De mis conciertos destacaría el cariño y el respeto de la gente y mi sorpresa, siempre, de que tanta gente en lugares tan lejanos se emocione escuchando mis canciones. Asimismo quedo encantado con la presencia de gente de la misma edad de mis hijos que, según me dicen, conocen mis canciones a través de sus padres y que me sienten tan cercano como si de alguien de la familia se tratara.

Foto: Santiago